domingo

Niñas tontas

A pocos minutos de que el sol se escondiera tras el mar recitó para si misma los versos por última vez. Aunque la luz ya no molestaba se dejó puestas las gafas de sol para ocultarse a si misma unos ojos sonrojados e hinchados. Estaba sola, sentada sobre una roca bajo un pino mirando el final del atardecer y recordando viejas canciones que ya no volverían a sonar. Encendió un cigarrillo con la calma propia del momento. El ruido de las olas rompía el silencio contra las rocas. Expiró el humo que se diluyó en la inmensidad poco más allá de la última rama del pino. Pasó un dedo por su brazo, recordando sensaciones, sintiendo recuerdos. Le costaba respirar. No era por el tabaco, era algo diferente. Era como si no pudiera llenar los pulmones, como si una fría coraza de hierro no le dejara hinchar el pecho. Le oprimía en lo más hondo de su caja torácica, a la altura del esternón. Miró el mar tintado de ocre y se imaginó sumergida en él para toda la eternidad. Quería sentir esa paz que solo se puede sentir cuando no hay más que agua a tu alrededor. Lo necesitaba, lo necesitaba tanto como dejar de recordar. Una nota grave explotó en su cerebro y una lágrima se deslizó por su mejilla. Dio otra calada y se secó con la manga de la camisa. Llorar es de niñas tontas. Apagó el cigarrillo con violencia, miró al mar una vez más y empezó a caminar. Sus dedos rozaron el áspero tronco del pino al pasar. El sol se hundió en el mar.

viernes

Desvaríos

Buenos días a todos. Al final ayer ahogé mis gritos en alcohol. Me va a estallar la cabeza, pero por lo menos ya no me apetece gritar. No dice mucho en mi favor que la camarera de un bar al que voy como mucho quince veces al año ya sepa mis gustos en alcohol. Está buena y a veces me invita a alcohol, ¿qué más se puede pedir en una mujer? Recuerdo música muy buena. Había un par de chavalinas muy majas, y la música fue increíblemente buena. Una chica vino a admirar mi camiseta, aunque no estaba buena. Creo que hice alguna tontería (no con mujeres, me suelo controlar bastante, incluso borracho, además ayer no me apetecía. Sí, a veces a los tíos no nos apetece pillar), pero a partir de la tercera absenta empiezo a tener lagunas. Lagunas como el puto mediterráneo. No sé cómo salí de allí, pero acabé tirado en un bordillo, medio debajo de un coche. Cuando me intenté levantar tuve que abrazarme a una farola para no caerme. Que típico, ¿no? Por lo menos ya no me apetece gritar. Sólo me apetece dormir hasta el día del juicio final. Pero no va a poder ser, tengo una sesión de drogas esta tarde. Algún día de estos voy a morir, os lo aseguro. Y entonces ya veremos quién se ríe. Creo que anoche saqué absenta por la nariz, me escuece mucho la faringe. Creo que eso es la faringe. Dormir. Últimamente escribo mucho, será cierto que las drogas y las mujeres inspiran. ¿Es mejor cantidad o calidad? Si hablamos de sexo la respuesta es obvia, pero ¿en todo lo demás? Ya no sé ni lo qué digo. Que alguien me corte la cabeza con una motosierra, así dejaré de sentir como si mi cerebro fuera más grande que mi craneo. Puestos a cortar cosas, hagámoslo divertido. Todos sabemos que las motosierras son divertidas. Me hubiera encantado que de niño me hubieran regalado una, aunque en ese caso mi madre ya no tendría perros. Malditas ratas grandes. Y mira que me caen bien, los muy cabrones. Menos cuando se mueren de madrugada y tengo que enterrarlos con resaca. Me va a estallar la cabeza. Y encima después seguro que toca limpiar las sábanas a mí. Groar. Me voy a dormir. A lo mejor me paso por debajo de la cama para echar un rapidito. Nos vemos en Babilonia, donde los sueños se hacen realidad y la realidad no son más que reflejos en un estanque.

jueves

Un día decidí explicar a una serie de amigos que escribía, les enseñé el blog. No a todos, mucha gente sigue sin saberlo, pero algunos de los que me leen me conocen en persona. Algunas noches desearía que este blog volviera a ser anónimo. Poder gritar con tranquilidad y que nadie sepa que estás gritando. No gritar de dolor, ni frustación, ni siquiera de placer; simplemente gritar. Hay noches sin luna en las que apetece gritar. Ahogaré el grito en alcohol, algo en lo que empiezo a ser experto.

Debajo de la cama

Por fin, después de días extraños llenos de alcohol, estrés y aventuras nocturnas pude tumbarme en la cama y descansar. Ahí estaba, frente a mí, deseando que me tumbara en ella y yo deseando tumbarme en su suave superficie. Lentamente y con ternura me fuí dejando caer y sentí un escalofrío cuando mi cara tocó la almohada. Cuando la sábana acarició mi cuerpo fue como si quinientas chicas desnudas me palparan con ternura y deseo. Ni un par de suspiros después ya estaba soñando con las susodichas chicas desnudas.


Un golpe seco. ¿Dónde estaba? Solo había oscuridad a mi alrededor y un suelo frío debajo de mí. Pasaron unos segundos hasta que mis ojos se acostumbraron a la falta de luz y mis pocas neuronas despertaron. Deduje no sin dificultad que me había caído al suelo y el golpe en mi cabeza lo corroboró. Suspiré y, aún desconcertado giré sobre mí mismo, acabando bajo la cama. Oí un ruído entre las cajas polvorientas y algo me rozó el brazo. Levanté la cabeza de golpe y el golpe se lo llevó mi cabeza. Mientras ahogaba el grito y las lágrimas algo me agarró del brazo y tiró de mí hacía ninguna parte, en la profundidad de mi cama. Empecé a arrastrarme violentamente y de repente ya no había suelo debajo de mí. No sé si caía o no ya que no podía distinguir dirección alguna, pero lo seguro es que ese algo que tiraba de mí me llevaba a algún lado.


Mis pies tocaron el suelo, aunque no sé qué suelo. No me extraña que nunca nadie limpiara bajo mi cama. Una mujer desnuda se apareció ante mí. Esto me empezaba a gustar, aunque sospeché que se trataba de un sueño ya que la desnudez femenina es un tema recurrente. Bonitas curvas, piel blanquecina, mirada perturbadora. Parecía una muerta de una peli de miedo, aunque estaba muy buena. Si podía caminar, podría hacer otras cosas, por muy poco pulso que tuviera. No me juzguéis, después de tanto tiempo sin mojar empiezas a bajar el listón. Me cogió de la mano, el hecho de que no estuviera fría me tranquilizó un poco, sonrió con picardía y tiró de mí. Empecé a seguirla convencido de que era un sueño y que ahora venía la parte buena. Al intentar caminar ella me miró con dureza y me dijo con voz cortante que no la siguiera. Me paré, volvió a sonreír y volvió a tirar de mí. No lo entendía, y no me gustan las cosas que no entiendo. Cuando vio que no me movía tiró con más fuerza y sonrío con más picardía. Hay cosas que un hombre puede resistir, una mujer desnuda no es una de ellas. Nada más alzar el pie vi un destello y después una mano me cruzó la cara. Cuando abrí los ojos la mujer ya no estaba allí. No hay quién las entienda.


Me giré y empecé a caminar en una dirección aleatoria. Vi una sombra al frente. A medida que me acercaba descubrí, medio contento, medio triste, que se trataba de una figura masculina. Era un tipo de unos veinticinco con barriguita y gafas, bebía un coctel con una sombrillita y me miraba con desdén. Saludé con la mano y él me hizo un movimiento con la cabeza. Le solté un "¿Qué hay?" y le tendí la mano. Me cogió el brazo y rápidamente se lo llevó a la boca y me dió un bocado. Antes siquiera de darme cuenta yo mismo, mi puño volaba hacía su cara. Se podría decir que mi mano y su nariz no se hicieron muy amigos, aunque por lo visto su culo sí que hizo buenas migas con el suelo. Mientras soltaba un tardío "Au" y me miraba las marcas de dientes el tipo se volvió a levantar. Lo más sorprendente es que no había derramado ni una gota del cóctel. Se abalanzó sobre mí e intentó morderme el cuello. Lo empujé hacia atrás y le golpeé con un periódico enrollado en el hocico al grito de "¡Perro malo!". Pues sí, ahora tenía un periódico, que cosas.


El tipo no se cansaba de venir hacia mí y cuando el periódico perdió la forma cilíndrica decidí que ésta era una batalla perdida así que empecé a correr. Como ya he dicho el chico tenía barriguita y soy un joven fuerte y sano (aunque fume), así que le cogía distancia. Al fondo ví, de nuevo, la chica desnuda y la rodeé con precaución. Giré la cabeza para ver como iba y descubrí que el gordete se había abalanzado sobre ella y la mordía con pasión. Cagándome en mi conciencia y en toda la basura de debajo de mi cama decidí parar y volver a por ella. Como pude se la quité al maldito caníbal y me la llevé en brazos. Mientras corríamos ella me miró con ternura y después me pegó de nuevo. Paré en seco y la dejé en el suelo. Aunque un poco mordida seguía estando buena y no pude resistir la tentación. Me abalancé sobre ella y me esquivó. Zorra. Me volví a abalanzar y esta vez no pudo zafarse de mi pasión. Nos besamos y cuando la cosa se ponía interesante desapareció de repente. Se esfumó en el aire. Me giré decepcionado y me encontré con otra chica, igual de buena si cabe que la anterior. Sin pensárselo dos veces me hechó al suelo y me desnudó. De repente se encendieron unas luces y vi que estaba en el centro de una especie de anfiteatro romano. Las gradas estaban llenas de gente, algunos eran amigos, otros no los conocía. Ella seguía besándome con pasión el pecho, pero yo, sin saber por qué, me sentía mal por dentro. Al final, lo dejé todo de lado y me la follé. Fue el mejor polvo de su vida, que por algo el relato es mío.


Acabé y, como no podía ser de otra forma, me encendí un cigarrillo. La gente seguía mirándome, algunos con cara de querer pegarme; pero acaba de follar, en ese momento nada me importaba. Los ojos se me cerraron un instante, no fueron más de dos segundos, pero cuando los volví a abrir la chica ya no estaba. Me levanté, me puse los calzoncillos y empecé a caminar de nuevo alejándome del anfiteatro. En un punto la oscuridad se hizo menos oscura y distinguí un callejón. Llegué a él y descubrí sorprendido que sabía dónde estaba, aunque estaba lejos. Caminé y caminé y al cabo de tres horas llegué a casa. Nadie me preguntó de dónde venía a esas horas en calzoncillos, cosas peores he hecho. Me metí de nuevo en la cama y, ahora sí, pude dormir con tranquilidad. Toda la noche.


Todo lo que acabo de contar es cierto, lo creais o no, y tengo una mordedura en el brazo para demostrarlo. Esa es la parte mala, la buena es que he roto mi racha de abstinencia sexual. Cuando se lo cuente a mis colegas no se lo van a creer.

martes

De...

En mi última entrada prometí seguir escribiendo cosillas ahora que tengo más tiempo libre. Aunque ésto último no sea del todo cierto, he decidido cumplir con mi promesa. Así que ahora que mis amigos se acaban de marchar y tengo diez minutos hasta que me reclamen como mulo de carga aprovecho para escribir cuatro cosillas y para cagar. A la vez, así aprovecho mejor el escaso tiempo.

Hubo una fiesta, grandiosa y etílicamente extraña, como deberían ser todas las fiestas:
Un extraño brebaje flotaba en el ambiente como la niebla en la madrugada continental, un épico tira y afloja (un "sí, pero no" que me tuvo en vilo toda la noche), un amigo que se ahogaba en un palmo de agua y desamoríos que tuve que reamorar con frases inconexas y un poco de cinta aislante. No se lo que pasó realmente, pero yo lo recuerdo así; es más, puede que hasta hubiera un dragón.

Días más tarde, perturbadores susurros en la oscuridad y viejas sospechas que salen a flote. Mi ética y mi raciocinio se enfrentan una vez más a su archienemigo; la última vez salieron gravemente heridas, y yo sufrí las consecuencias.

Mientras, yo me limito a sentarme y ver como pasa todo como un observador neutral. Hace tiempo aprendí que lo que tenga que pasar pasará y yo no podré hacer nada por evitarlo. Sea bueno, malo o (electro)indiferente. Siempre ha sido así y siempre lo será, cuanto más luche contra eso, más me dolerá cuando no pueda evitarlo.

En todo caso tengo planes ocultos por algún lado, cuando los encuentre y salgan a luz deslumbrarán al mundo. Éste tendrá que taparse los ojos con las manos y mientras esté distraído yo huiré por la puerta de atrás, como un perro. O puede que resulten ser tan solo un leve destello luminoso, como una parpadeante bombilla de cuarenta y cinco vatios sacada de una cutre peli de terror, y al intentar yo huir como un perro por la puerta de atrás el mundo me agarrará con fuerza y me sodomizará con su gran y venoso miembro. Como he dicho antes, pasará lo que tenga que pasar. Resignación y vaselina.

lunes

Descanso forzoso

Hace un mes que no publico nada. Pido disculpas a aquellos que esperábais algo, en mi defensa tengo que decir que he estado muy ocupado. Líos con el piso, líos con el curro, lío con los estudios; todo eso sumado a alguna juerga que otra ha consumido todo mi tiempo.
Haré un resumen de algunas cosillas que me quedaron pendientes de comentar.
Primero, tengo un ordenador nuevo, Melian II (le pondré apodo después de probarlo con intesidad). Ahora mismo no tengo las especificaciones delante, pero es una bestia. Y corre Windows 7, para poder jugar.
En el último post comenté que iba a ir a una serie de conciertos. Primero estuve en el Metalway (Zaragoza) donde vi a Children of Bodom, WASP, Blind Guardian, Europe, Warcry, Motorhead, Apocalyptica, Amon Amarth, Epica, Manowar, Immortal, Stratovarius, Dark Tranquility y muchos más. Además en la semana del medio nos escapamos a San Sebastián a ver a Korn y Killswitch Engage. Un mes más tarde fui al Sonisphere en Barcelona en el que vi a Metallica y Gojira por segunda vez, además de a Slipknot, Down, Machine Head, Lamb of God y Soziedad Alkoholica. Hace un par de semanas fui a ver a Sepultura. Y me queda por ver en Noviembre a Rammstein.
Además en las últimas semanas he tenido bastante movimiento de amigos y me he visto "obligado" a salir bastante de fiesta. En una semana me he pegado dos borracheras de esas para querer recordar y no poder, y en ambas acabé con los pantalones bajados. No es lo que pensais, nada sexual, simplemente hice el ridículo; cosa ya normal en mi.
Diría que no me dejo nada. Prometo que ahora que estoy de vacaciones escribiré algo, hasta puede que continúe una historia.