viernes

Cuarta navidad

Navidad. Un año más. Y ya van... ¿cuatro? A ver... uno, dos, tres y éste mismo. Cuatro añitos ya, que rápido pasa el tiempo desde que empecé siendo un niñato que se creía muy listo, hasta el capullo en el que me he convertido hoy en día.
¿Qué puedo contar de éste año? En el curro me han dado (he rapiñado) unos días para poder estar en casita tranquilo. Por lo demás lo de siempre: Mucho consumismo, comidas familiares de esas que te engordan dos quilos de una sentada, y borracheras. Como siempre borracheras. La víspera de Navidad salí de marcha con Sir Andreu y gente que nos fuimos encontrando. Es triste, ya no consigo ligar ni cuando voy con camisa y corbata. Por suerte todavía me queda fin de año, aunque siempre ha sido una fiesta más de alcohol que de mujeres.


Además de todo debería estudiar un poco, pero ya se sabe como van las cosas.
Poco más, no me gusta mucho hablar de espíritu navideño y demás polladas; no es mi rollo.
Un año más en nuestras vidas, una año menos para vivirlas. Aprovechemos.

sábado

Antoanología

Yo de mayor quería ser poeta
pero ya temprano me percaté
de que en un mundo de palizas
y violaciones
un chico mundano
y su triste mano
no podían ser más que
una pareja solitaria.

Así que empecé a inspirarme
en ya experimentados poetas.
Y poco a poco fuí entendiendo
que este no es mundo
de poetas ni de poetas.

Porque en el mundo
en el que yo vivo
el Duero del olmo seco
no es más que un simple río
de desechos industriales.

En éste mundo vacío
que me ha tocado vivir
la luna solo riela
en charcos recién potados.

Si agradable descanso, paz serena
por el culo te la hinco;
más quisieras que te diera.

Puede ser quizás
que en este mundo áspero
las coplas tan solo sean
a la muerte
de un padre.

Por que
descaminado, enfermo, peregrino
en mi mundo tierno
caminar quisiera y solo conseguí
voces en vano, pasos sin tino.

La vida es sueño
y los sueños
no preguntes qué son;
pues poesía no eres tú,
ni tu pupila azul.

No me podrán quitar lo colocado,
si ya primero no me quitan lo vivido.
Pero puede la benemérita
requisar mis recuerdos
y en un noche en el cuartel
convertirme en un tuno.

En tuno no quisera
en tuno convertirme
y tu no querrías
en tunante convertirte.

Así que tan solo me dedico
a reírme de todo y todos,
lamentarme por lo que no fue
y por lo que no pudo nunca ser.
Y llorar como un gilipollas
en la esquina donde mean
los perros verdes,
y tu puta madre.