sábado

De hogares

Llevo varios días bastante liado por que me estoy mudando de piso. Inmobiliarias, muebles, dinero, Telefónica, trastos, etc. Vamos, un caos. Además no he tenido internet así que estoy más desconectado de lo normal.


Todo ésto me ha hecho reflexionar sobre algo. En los últimos tres años he vivido en cuatro habitaciones distintas. Acostumbrado a vivir dieciocho años en la misma habitación se hace muy extraño cambiar tanto. Es como si no pudieras llegar a llamar hogar a ningún sitio por que en cuanto empiezas a acomodarte en un sitio ya te tienes que marchar, no puedes conocer un barrio, por que no vas a durar mucho en él. Además de todo esto creo que por mucho tiempo que pase en un lugar, mi verdadero hogar siempre estará allí donde viví casi toda mi vida, exactamente aquí:



Ver mapa más grande


Últimamente, como siempre que paso mucho tiempo seguido fuera de casa, me empieza a invadir la melancolía de mi tierra.Y lo que más me entristece es que cada año que pasa yo me alejo más de ella: cada vez paso menos tiempo en casa, con la familia, los amigos de toda la vida y con mis perros. El primer año que estuve fuera de casa más o menos volvía al menos un fin de semana cada dos meses. El segundo año apenas estuve en casa más que una semanita por Navidad, un par o tres de días en Semana Santa y todo el verano. Pero este año, el tercero, voy a estar a lo sumo un mes en todo el año. Cosas del trabajo. Es como si mis raíces mallorquinas se estuvieran pudriendo para dejar paso a nuevos brotes catalanes: cada vez tengo menos contacto con mi familia, mis amigos de toda la vida han econtrado nuevos amigos y yo también, y aunque seguimos viéndonos ya no es lo mismo; mis perros me ladran cuando a vuelvo a casa, como si fuera un intruso; mi vieja habitación está llena de trastos viejos; no recuerdo el nombre de algunas calles en Palma y ya empiezo a orientarme en Barcelona, y hasta me dicen que tengo acento catalán cuando hablo.


Todo cambia, Mallorca ha cambiado desde que no estoy allí como una vida ahora resquebrajada, y yo he cambiado desde que estoy en Barcelona. No se pueden llevar dos vidas, hay que elegir. Y parece que yo lo he hecho.