viernes

Sueños y realidades


Tengo una relación extraña con los sueños. Va por etapas. Hay etapas en las recuerdo todo lo que sueño. Suelen empezar con un sueño lúcido y las siguientes semanas recuerdo todo lo que sueño. También hay etapas en las que tengo muchas pesadillas; esto ocurría, por ejemplo, cuando estaba en la residencia. Lo pasé realmente mal en alguna de ellas. Pero lo normal es que recuerde poco o nada de los sueños. Bueno, si me concentro mucho justo al despertar acabo recordando algo, pero poquillo. Pero nunca me había pasado lo que me pasa ahora.



Me despierto sin recordar nada del sueño. Me ducho, afeito y salgo de casa para la universidad. Hasta ahí todo bien. De camino empieza lo extraño. Antes de nada, he de decir que cuando camino pienso mucho, hasta hay veces que no puedo evitarlo y me pongo caras o me digo cosas por lo bajo. De camino a la universidad me pongo en modo pensativo y aquí empieza todo. Al principio me viene un flash de una escena en la que yo estoy borracho hablando con alguien. Entonces digo algo que no debería, muy vergonzoso o estúpido o ambas cosas. Lo recuerdo muy borroso, como si estuviera demasiado borracho. Me paso un rato lamentándome ser tan tonto y bocazas (lo soy). Y entonces me viene la duda de si ha pasado realmente o lo he soñado. Durante unos minutos de conflicto interno analizo el recuerdo intentando discernir la realidad de la fantasía. Las preguntas clave que me hago son “¿Cuándo fue esa noche?” “¿Recuerdas algo más de esa noche?”. Si la respuesta es “No puedo recordarlo” llego a la conclusión de que ha sido un sueño y poco a poco llego a convencerme de ello. La próxima vez que me encuentro a la persona implicada evalúo su comportamiento, si es normal me convenzo de que todo ha sido una mala pasada de mi cerebro.



Me ha ocurrido ya tres veces, y es realmente angustiante no saber si un recuerdo es real o no, aún más si es bochornoso. Es realmente curioso, pero me da un poco de miedo que me ocurra lo contrario, es decir, que un recuerdo sea real y que me convenza a mí mismo de que no lo es.

No hay comentarios: