viernes

Post-Navidad

Buenas noches a todos. Para empezar aclarar que ahora mismo estoy borracho. Bueno, casi siempre que escribo algo en este blog estoy borracho. Es más, casi siempre estoy borracho, pero eso no viene a cuenta ahora.



Hace días que tengo la idea de escribir un post navideño, al igual que cada año desde que este blog empezó sus andadas. Las navidades se podrían resumir en el semáforo: Verde, rojo y oro. Ahora mismo no tengo ni tiempo ni ideas para analizar el por qué de esos colores concretos, pero es así.

Otro resumen válido de estas fiestas en general es el consumismo asqueroso y la hipocresía, pero tampoco tengo tiempo de despotricar contra la humanidad en general, así que dejemos esas cosas para otro día.

Este año y estas fiestas en mi vida se podrían resumir en currar (como casi siempre) y en las pocas vacaciones que he tenido me han “obligado” a ir a bastantes compromisos familiares aburridos aunque vastamente saciantes. Además he aprovechado los pocos días en mi tierra para ver a algunos, que no todos, de mis amigos. Familia y borracheras es una mala conjugación y mi madre ha acabado con un cabreo memorable. Otro día os contaré la aventura del aeropuerto.


Al volver hoy de las vacaciones navideñas he tenido que currar (todo tranquilo) y después reunión y después birras, la cosa se anima, y después cena y para acabar marcha. Tres “jovencitos” borrachos en una discoteca condal. Empecemos sinceramente: Soy gilipollas. A partir de ahora lo reconoceré ante el mundo: Soy gilipollas. Explico la situación.



Discoteca. Guay. Borracho. Guay. Aunque en teoría no se puede fumar tengo un pitillo colgando de labio. Pero el Zippo está gastado. Aprovechando que hay que pedir fuego, se lo pido a una chica interesante.

-¿Tienes fuego?- Pido, alzando el piti sobre mis labios.

-Tendrás que darme algo a cambio- Propone la chica mona.

Sonrío y incinera el extremo de mi cigarrillo. Ahora es cuando cualquier persona normal actuaría. Pero no olvidemos que yo soy gilipollas, así que me limito a decir:- ¿Qué propones?

-Se original.- Dice ella, sonriente.

Y yo, cada vez más consciente de mi gilipollez, la invito a ella y a su amiga a un chupito. La chica se resigna, se bebe el chupito, y no la vuelvo a ver en toda la noche.



La noche no puede ir peor en la disco, aunque tampoco va del todo bien, que digamos.



Vuelvo a casa en metro a esa hora en que no se sabe si es pronto o tarde. Nada destacable hasta el portal de mi casa donde, ya separado de mis amigos, se me acerca un individuo. ¿Individuo? La verdad es que es un travesti. A mí me da igual, soy una persona con pocos prejuicios. Me pide un cigarrillo y yo se lo doy. Me pide fuego y le digo que está gastado. Entonces rompe todos mis esquemas diciendo: “¿Tienes la polla gorda? Te la chupo gratis.” Cierro el portal en su cara negando con la cabeza. Antes de entrar en el ascensor miro hacia atrás pero ya no está.

Como curiosidad; sí, la tengo gorda.

No hay comentarios: