jueves

Debajo de la cama

Por fin, después de días extraños llenos de alcohol, estrés y aventuras nocturnas pude tumbarme en la cama y descansar. Ahí estaba, frente a mí, deseando que me tumbara en ella y yo deseando tumbarme en su suave superficie. Lentamente y con ternura me fuí dejando caer y sentí un escalofrío cuando mi cara tocó la almohada. Cuando la sábana acarició mi cuerpo fue como si quinientas chicas desnudas me palparan con ternura y deseo. Ni un par de suspiros después ya estaba soñando con las susodichas chicas desnudas.


Un golpe seco. ¿Dónde estaba? Solo había oscuridad a mi alrededor y un suelo frío debajo de mí. Pasaron unos segundos hasta que mis ojos se acostumbraron a la falta de luz y mis pocas neuronas despertaron. Deduje no sin dificultad que me había caído al suelo y el golpe en mi cabeza lo corroboró. Suspiré y, aún desconcertado giré sobre mí mismo, acabando bajo la cama. Oí un ruído entre las cajas polvorientas y algo me rozó el brazo. Levanté la cabeza de golpe y el golpe se lo llevó mi cabeza. Mientras ahogaba el grito y las lágrimas algo me agarró del brazo y tiró de mí hacía ninguna parte, en la profundidad de mi cama. Empecé a arrastrarme violentamente y de repente ya no había suelo debajo de mí. No sé si caía o no ya que no podía distinguir dirección alguna, pero lo seguro es que ese algo que tiraba de mí me llevaba a algún lado.


Mis pies tocaron el suelo, aunque no sé qué suelo. No me extraña que nunca nadie limpiara bajo mi cama. Una mujer desnuda se apareció ante mí. Esto me empezaba a gustar, aunque sospeché que se trataba de un sueño ya que la desnudez femenina es un tema recurrente. Bonitas curvas, piel blanquecina, mirada perturbadora. Parecía una muerta de una peli de miedo, aunque estaba muy buena. Si podía caminar, podría hacer otras cosas, por muy poco pulso que tuviera. No me juzguéis, después de tanto tiempo sin mojar empiezas a bajar el listón. Me cogió de la mano, el hecho de que no estuviera fría me tranquilizó un poco, sonrió con picardía y tiró de mí. Empecé a seguirla convencido de que era un sueño y que ahora venía la parte buena. Al intentar caminar ella me miró con dureza y me dijo con voz cortante que no la siguiera. Me paré, volvió a sonreír y volvió a tirar de mí. No lo entendía, y no me gustan las cosas que no entiendo. Cuando vio que no me movía tiró con más fuerza y sonrío con más picardía. Hay cosas que un hombre puede resistir, una mujer desnuda no es una de ellas. Nada más alzar el pie vi un destello y después una mano me cruzó la cara. Cuando abrí los ojos la mujer ya no estaba allí. No hay quién las entienda.


Me giré y empecé a caminar en una dirección aleatoria. Vi una sombra al frente. A medida que me acercaba descubrí, medio contento, medio triste, que se trataba de una figura masculina. Era un tipo de unos veinticinco con barriguita y gafas, bebía un coctel con una sombrillita y me miraba con desdén. Saludé con la mano y él me hizo un movimiento con la cabeza. Le solté un "¿Qué hay?" y le tendí la mano. Me cogió el brazo y rápidamente se lo llevó a la boca y me dió un bocado. Antes siquiera de darme cuenta yo mismo, mi puño volaba hacía su cara. Se podría decir que mi mano y su nariz no se hicieron muy amigos, aunque por lo visto su culo sí que hizo buenas migas con el suelo. Mientras soltaba un tardío "Au" y me miraba las marcas de dientes el tipo se volvió a levantar. Lo más sorprendente es que no había derramado ni una gota del cóctel. Se abalanzó sobre mí e intentó morderme el cuello. Lo empujé hacia atrás y le golpeé con un periódico enrollado en el hocico al grito de "¡Perro malo!". Pues sí, ahora tenía un periódico, que cosas.


El tipo no se cansaba de venir hacia mí y cuando el periódico perdió la forma cilíndrica decidí que ésta era una batalla perdida así que empecé a correr. Como ya he dicho el chico tenía barriguita y soy un joven fuerte y sano (aunque fume), así que le cogía distancia. Al fondo ví, de nuevo, la chica desnuda y la rodeé con precaución. Giré la cabeza para ver como iba y descubrí que el gordete se había abalanzado sobre ella y la mordía con pasión. Cagándome en mi conciencia y en toda la basura de debajo de mi cama decidí parar y volver a por ella. Como pude se la quité al maldito caníbal y me la llevé en brazos. Mientras corríamos ella me miró con ternura y después me pegó de nuevo. Paré en seco y la dejé en el suelo. Aunque un poco mordida seguía estando buena y no pude resistir la tentación. Me abalancé sobre ella y me esquivó. Zorra. Me volví a abalanzar y esta vez no pudo zafarse de mi pasión. Nos besamos y cuando la cosa se ponía interesante desapareció de repente. Se esfumó en el aire. Me giré decepcionado y me encontré con otra chica, igual de buena si cabe que la anterior. Sin pensárselo dos veces me hechó al suelo y me desnudó. De repente se encendieron unas luces y vi que estaba en el centro de una especie de anfiteatro romano. Las gradas estaban llenas de gente, algunos eran amigos, otros no los conocía. Ella seguía besándome con pasión el pecho, pero yo, sin saber por qué, me sentía mal por dentro. Al final, lo dejé todo de lado y me la follé. Fue el mejor polvo de su vida, que por algo el relato es mío.


Acabé y, como no podía ser de otra forma, me encendí un cigarrillo. La gente seguía mirándome, algunos con cara de querer pegarme; pero acaba de follar, en ese momento nada me importaba. Los ojos se me cerraron un instante, no fueron más de dos segundos, pero cuando los volví a abrir la chica ya no estaba. Me levanté, me puse los calzoncillos y empecé a caminar de nuevo alejándome del anfiteatro. En un punto la oscuridad se hizo menos oscura y distinguí un callejón. Llegué a él y descubrí sorprendido que sabía dónde estaba, aunque estaba lejos. Caminé y caminé y al cabo de tres horas llegué a casa. Nadie me preguntó de dónde venía a esas horas en calzoncillos, cosas peores he hecho. Me metí de nuevo en la cama y, ahora sí, pude dormir con tranquilidad. Toda la noche.


Todo lo que acabo de contar es cierto, lo creais o no, y tengo una mordedura en el brazo para demostrarlo. Esa es la parte mala, la buena es que he roto mi racha de abstinencia sexual. Cuando se lo cuente a mis colegas no se lo van a creer.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder esta entrada supera incluso el relato del cigarrillo que tanto me moló.

Eres el puto amo.

Adri puto amo!
Adri puto amo!
Adri puto amo!

Este verano tendría que haber caído joder...yo debería estar ahí...me cago en la puta!!!!!XDD

Anónimo dijo...

Tio eres un cabrón. Tengo adicción a este texto. Cada vez que lo leo me mola más. Es tan...oscuro, extraño, fugaz, decadente, sorprendente...

¿Sabes que incluso he soñado con este texto?

Y siempre me lo imagino de la misma forma, estas en tu casa de SC, y te ocurre algo que al principio no está claro si es un sueño o es verdad. Y poco a poco esas sensaciones van cobrando forma. Siempre de noche, siempre oscuro, cuando te pones a correr me imagino tu calle totalmente oscura, encuentras un lugar que en verdad no es un anfiteatro pero que tu te lo imaginas así, luego de eso te veo sentado fumandote un piti, y luego vuelves a casa. Siempre de noche, siempre oscuro...

Adrián García dijo...

guay, pero no te toques pensando en mí.

liv dijo...

Chile picantee..¡¡¡ eso es lo que te pasó jajaj

Cristina dijo...

pues a mí este texto me recuerda a una noche de Mallorca... xD (corrígeme si me equivoco...)

Adrián García dijo...

En parte sí, en parte no. Hay mucha metáfora y paja mental. No todo es lo que parece...