domingo

Mi día


¿Mi día? Ha sido un día de la ostia. Primero hemos pillado un cabrón que tenía las pelotas de esconder la droga en la muñeca de su hija. Hay que joderse. ¿Dónde está el límite? Pues os diré una cosa, ya ni siquiera aparece en la pantalla del radar. Los días de la decencia y la virtud se esfumaron. Bang. Se han evaporado como un apestoso charco de barro; un día te ves reflejado en él y al día siguiente no es más que una mancha de aceite en la agrietada entrada de tu casa mirándote y burlándose de ti. Bla, bla, bla. Conocedor de la sucia verdad arraigada en el fondo de tu alma. Éste a sido mi día.
Brian Griffin. Padre de familia, capítulo 29: “La delgada línea blanca”

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