sábado

El peor día de mi vida

Sin duda alguna hoy ha sido el peor día de mi vida. Empecemos por el principio...


El último recuerdo de anoche que tengo es salir de un bar. Después de eso no se que hice. Me he despertado esta mañana en medio de la calle, dolorido. Mis amigos se habían esfumado, al igual que la cartera, el móvil y el ipod. De puta madre. Empiezo a caminar hacia casa. Mientras camino exploro mi cuerpo: Parece que tengo el labio partido, me sangra la frente, además tengo el codo izquierdo dolorido e inflamado. Me pateo toda Barna. Tres horas más tarde llego a a casa, goteando sangre. Me miro en el espejo y sólo veo una raja en carne viva donde tendría que estar mi ceja. Guay. Salgo de casa y voy a hacía el ambulatorio más cercano. Cerrado. Las cosas no pueden ir peor ¿o sí? En una farmacia me indican dónde está el ambulatorio más próximo. Allí una doctora tan guapa, tan simpática, tan incompetente; me tapa la frente con esparadrapo. Después de pedirme permiso llama a la policía. Les cuento todo lo que se, hacen el parte, me recomiendan poner la denuncia, y me preguntan si me drogo. Les digo la verdad y sorprendendemente no se cabrean demasiado. La médico me envía a un dentista para que me haga unas radiografías. Camino veinte minutillos, ya son las once de la mañana. El dentista está cerrado, pero una chica me indica cómo llegar al siguiente dentista más próximo. Camino unos cuarenta minutillos más y llego al dentista. Descubro que me duelen dos dientes, pero no tengo nada grave. Me dice que no puede hacer nada por mi ceja y labio y me envía al hospital. Llego al hospital a eso de las dos. Me muero de hambre. En el hospital me hacen esperar hora y media y luego me atienden. Cuento todo lo ocurrido dos o tres veces más y consigo que me cosan la ceja, eso sí, después de ponerme uno de esas ridículas batas azules. Me hacen una radiografía craneal y descubro dos o tres dolores más. Me quedo sobado en la camilla y despierto a las seis de la tarde. Me dicen que me puedo ir. Llego a casa a las siete y llamo a La Caixa para cancelar la tarjeta de crédito. Después bebo un trago de zumo de manzana, me relajo y empiezo a escribir.


Cinco minutos más tarde tocan al timbre. Es Carlos, uno de los amigos que ayer iba conmigo. Llega con mi hermano. Por lo visto Carlos ha movilizado a mucha gente para buscarme. Gracias, Carlos. Me explica lo que realmente ha ocurrido. Salimos de marcha. Bebimos bastante y después estábamos caminando por ahí cuando tres gitanos nos atacaron. Sin hablar ni nada, iban a lo que iban. Un puñetezo me partió el labio y aterricé con la cara en el suelo. Me quedé inconsciente. A Carlos le pegaron un par de veces más. Me robaron y se fueron. Llegó la ambulancia. Vomité. Nos llevaron al hospital. Yo, desorientado, me escapé y acabé en la calle, dormido. Ahí es dónde empieza mi historia.


Parece que todo ha acabado bien. Una semanita sin salir de casa comiendo sopita. El viernes tengo una revisión en el médico. Voy a tener que volver a recopilar tooodos los números que tenía, volver a sacarme el DNI y la tarjeta de crédito, además de la Seguridad Social y la tarjeta sanitaria. Cosas que pasan. Podría haber sido peor. Al menos estoy vivo.


P.D. - Publicaría una foto de mi ceja, pero ahora mismo no tengo cámara.

Actualización: Publico las fotos de la paliza hechas con la webcam:


Mi ceja. Tenía peor pinta cuando estaba abierta.



Mi ceja sin las tiritas de papel.



Mi labio.



Mi labio. No se puede ver muy bien.



Ahí se puede ver un p0co más lo hinchado que lo tengo.

1 comentario:

sir Andreu Heineken I de Arcadia: dijo...

oh! la ira asesina ha invadido mi ser al asimilar la noticia. Malditos orcos asquerosos, la madre que los parió. Ansias de venganza recorren mis venas.

Una lástima el no recordar las caras de esas viles criaturas.

En fin, espero que el asalto no te haya dejado cicatrices muy profundas y que te recuperes pronto.

¡¡Muerte a los profanadores!!