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Barcelona

Este artículo trata de una ciudad. Una de las mejores ciudades por las que he pasado (y no son pocas). La ciudad en que me hubiera gustado vivir. Y no la ciudad que es ahora. Hace poco volví a pasar y hablé con gente. Y la gente estaba enfadada, y cuando les oí me enfadé yo también, pues están convirtiendo a golpe de ley absurda mi ciudad de los sueños en una ciudad como cualquier otra.

Pero, ¿qué hace a Barcelona una ciudad tan especial? Una parte muy importante es la arquitectura, el cuerpo de la ciudad. Esos bellos edificios modernistas del Eixample, el barrio gótico con sus callejones oscuros y llenos de secretos, la magia de la rambla, el interesantísimo barrio del Raval.

Por encima de todo eso está lo más importante, el corazón de la ciudad, la gente. Barcelona es una ciudad multicultural llena de contrastes y de convivencia. Al ser una ciudad donde hay mucha inmigración y turismo, la gente está acostumbrada a otras culturas y al respeto mútuo. Puedes ver los típicos turistas con sus gorros mejicanos, inmigrantes pakistanies vendiendo cerveza o bollos por la calle, gente mayor hablando en los bancos, anarquistas con sus rastas y ropa de rastro, mucha gente montando en bici, las estatuas de la rambla (las mejores del mundo), estudiantes universitarios con las carpetas coloridas, niños de papá con sus coches nuevos bajando de Pedralbes, heaviatas comprando con sus chupas comprando discos en Tallers o gente normal simplemente paseando sin destacar. Todos conviven en Barcelona sin demasiados problemas. Siempre ha sido así. Otra de las cosas buenas de la ciudad es la noche, con su multitud de opciones, pero siempre diversión, ante todo diversión; pues Barcelona siempre ha sido una ciudad joven.

Ahora hablemos de lo que está fallando en esta ciudad. El cerebro. Los políticos incompetentes y políticamente correctos que con sus “leyes cívicas” están destruyendo el alma de esta maravillosa ciudad:

Empezaron con la famosa Ley Cívica, que entre otras cosas prohibía el beber en la calle. Como idea no está mal, pero no puedes destruir una de las formas de diversión más arraigadas en la juventud y no dar alternativas. Nos quitan una forma barata de ocupar la noche y que esperan, ¿Qué nos quedemos en casa? ¿Que vayamos de caras discotecas?

Después hicieron una importante actuación policial contra los pintores de graffitis. Estoy de acuerdo en que el gamberrismo está mal, pero aquello era arte. Realmente se podían encontrar verdaderas perlas, pues Barcelona tenía algunos de los mejores pintores del mundo. Puede que si en lugar de perseguir hubieran legalizado (en zonas concretas, obviamente) esta práctica, no hubieron espantado a muchos artistas.










-Mirad que preciosidad de graffiti. La página original es esta.-

Otras famosas actuaciones policiales realizadas en Barcelona son la desocupación de casales okupas. Entre ellos había centros sociales donde podías ir a aprender, teatros y otros lugares artísticos. De acuerdo la propiedad no es suya, pero el dueño no la utiliza y que hay mejor que otros den un buen uso (para la sociedad) a un local desocupado.

Después también fue conflictiva la regulación ciclista que hicieron. Básicamente están dificultando mucho más la práctica, ya de por si peligrosa, de ir en bici. Algo que es muy bueno para una ciudad, para el medio ambiente y para la gente (que un poco de ejercicio no viene mal). En lugar de impulsarlo, lo reprimen. Muy bien, chavales.

Y, para colmo de males, ahora “intentan” regular las famosas estatuas de la Rambla. Realmente son gente trabajadora que le da un punto bohemio y gracioso a una de las ramblas más famosas de la ciudad. Incluso la mayoría de ellos están de acuerdo, como muestra de buena voluntad y cooperación con las autoridades, en pagar un impuesto por trabajar en la calle, pero no quieren quedarse sin trabajo. Pues con esta medida que dificulta mucho su trabajo lo único que van a conseguir es espantarlos y que se busquen trabajos normales, que no están tan mal, si lo que quieres es una ciudad “normal”.

Espantando y haciendo enfadar a las estatuas, los artistas, los jóvenes, los okupas y los ciclistas lo que les va a quedar es una ciudad como cualquier otra, puede que con un buen cuerpo, pero con el alma dormida en una comodidad gris y el cerebro conforme con una vida monótona.

A mucha gente puede que le parezca lo más cómodo, pero si esto sigue así, puede que no vuelva a pisar la que fue la ciudad de mis sueños. Y eso es una cosa muy triste.

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