Como no, yo me apunto a lo de hacer artículos acerca de la Navidad. Todo el mundo habla de ello, todo el mundo piensa en ello, toda la gente vive para ello. Y yo, pues a sacar tajada (que no somos gilipollas, y así publico unas líneas). No abunda la originalidad.
Antes de nada, veréis que llevo unos... cuatro o cinco días sin publicar. Bueno, por decirlo de algún modo me he tomado unas pequeñas vacaciones: Salir mucho, comer mucho, beber mucho y pensar poco. ¿No es ese el espíritu navideño? Pero tranquilos, ya me estoy desposeyendo de ese molesto espíritu. He visto a los amigos, los amigos me han visto a mi y la familia está ahí. Después de unas cuantas comidas empalagosas me he tomado un ratito para escribir.
¿Qué es realmente la Navidad? (¿y por qué cojones se escribe en mayúsculas?) Algunos dirán que es la celebración del nacimiento de Cristo. Yo soy ateo, ya me dirás que me importa a mi el nacimiento de ese tipo, vale que fue importante y todo eso, pero ¿acaso celebramos el nacimiento de Mahoma?, entonces ¿por qué debemos celebrar el de Jesús?
Algunos alegan que es una época de felicidad en la que la gente se divierte, se reparten regalos y todos son muy felices. Felices y estúpidos. Para empezar ¿cuál es el objetivo de esa supuesta “época de felicidad”?. Pensadlo bien. ¿Por qué debemos regalar cosas y felicitarnos? La verdad es que yo nunca he sido muy dado a los regalos. ¿No será acaso otra excusa para calmar nuestras ansias consumistas?
Otros dirán que es una época para estar reunidos en familia y todo el rollo. He de confesar que tampoco soy un gran defensor de la familia. Bueno vale, con los años y el contacto se llega a crear una estima y lo quieras o no ellos te han educado (mejor o peor). Pero tu no eliges a tu familia, sale como sale; y si no te gusta te jodes. Yo soy más partidario de los amigos. Tienes más en común con ellos, al menos los puedes elegir; y si no te gustan suele haber de recambio. Personalmente no es que me lleve mal con mi familia pero no son... de mi estilo, por decirlo de algún modo. No hay tanta confianza como con un buen amigo.
Antes de nada, veréis que llevo unos... cuatro o cinco días sin publicar. Bueno, por decirlo de algún modo me he tomado unas pequeñas vacaciones: Salir mucho, comer mucho, beber mucho y pensar poco. ¿No es ese el espíritu navideño? Pero tranquilos, ya me estoy desposeyendo de ese molesto espíritu. He visto a los amigos, los amigos me han visto a mi y la familia está ahí. Después de unas cuantas comidas empalagosas me he tomado un ratito para escribir.
¿Qué es realmente la Navidad? (¿y por qué cojones se escribe en mayúsculas?) Algunos dirán que es la celebración del nacimiento de Cristo. Yo soy ateo, ya me dirás que me importa a mi el nacimiento de ese tipo, vale que fue importante y todo eso, pero ¿acaso celebramos el nacimiento de Mahoma?, entonces ¿por qué debemos celebrar el de Jesús?
Algunos alegan que es una época de felicidad en la que la gente se divierte, se reparten regalos y todos son muy felices. Felices y estúpidos. Para empezar ¿cuál es el objetivo de esa supuesta “época de felicidad”?. Pensadlo bien. ¿Por qué debemos regalar cosas y felicitarnos? La verdad es que yo nunca he sido muy dado a los regalos. ¿No será acaso otra excusa para calmar nuestras ansias consumistas?
Otros dirán que es una época para estar reunidos en familia y todo el rollo. He de confesar que tampoco soy un gran defensor de la familia. Bueno vale, con los años y el contacto se llega a crear una estima y lo quieras o no ellos te han educado (mejor o peor). Pero tu no eliges a tu familia, sale como sale; y si no te gusta te jodes. Yo soy más partidario de los amigos. Tienes más en común con ellos, al menos los puedes elegir; y si no te gustan suele haber de recambio. Personalmente no es que me lleve mal con mi familia pero no son... de mi estilo, por decirlo de algún modo. No hay tanta confianza como con un buen amigo.
Así que esta Navidad intentaré no pensar demasiado, aprovechar las vacaciones para emborracharme todo lo que pueda, poner buena cara y seguir caminando por la vida, como si nada.
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